Hay días en los que me cuesta todo, pero sigo

Hay días en los que no me sale.
No me sale escribir.
No me sale hablar con nadie.
No me sale siquiera fingir que estoy bien.

Días en los que el mundo pesa más.
Días en los que el cuerpo se mueve lento, los pensamientos van en espiral y la motivación parece haberse escondido en algún rincón al que no sé cómo llegar.

Por suerte, no me pasa muy a menudo, pero cuando llega, lo reconozco.
Es ese nudo en el pecho que no tiene nombre. Esa mezcla de cansancio emocional y desconexión. Ese momento en el que todo parece demasiado y nada parece suficiente.

Y no, no tengo siempre las herramientas perfectas para salir de ahí.
No me doy baños de agua fría ni me hablo con frases bonitas desde el primer minuto.
A veces solo me quedo quieto.
Escucho.
Respiro.
Y me dejo sentir.

Porque aprendí que hay emociones que no se resuelven, solo se atraviesan.
Que no siempre hay que tener una respuesta, una solución o una actitud positiva.
A veces solo hay que reconocer que hoy cuesta.
Y permitirse estar ahí.

Y aun así…
Sigo.

No desde la exigencia.
No desde el “tengo que”.
Sigo desde el compromiso que tengo conmigo.
Con mis sueños.
Con las personas que me acompañan.
Con el sentido que esto tiene para mí, incluso cuando no lo veo del todo claro.

Sigo porque sé que estas pausas también forman parte del proceso.
Porque he aprendido que no se trata de estar bien todo el tiempo, sino de no soltarme justo cuando más me necesito.

Sigo porque, incluso en medio del caos, hay algo dentro de mí que sigue creyendo.
En lo que hago.
En lo que soy.
En lo que estoy construyendo, aunque a veces parezca lento, borroso o difícil de sostener.

Así que si estás en un día así, de esos donde nada encaja, donde no hay fuerza ni ganas ni claridad…
Solo quiero decirte: está bien.
Estás vivo. Estás sintiendo. Estás respirando.
Y eso, aunque ahora no lo parezca, ya es suficiente.

Sigue a tu ritmo.
Sin presiones.
Sin exigencias.
Pero sigue.

Con mucho amor,

Jose. 🖤

Regresar al blog